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La Historia de Rox Piedras
Hola, soy Yarerla, pero todos me dicen Yare.
En verdad, no lo sabía, pero desde chica me gustó crear. Guardaba mis $500 de colección para, cada viernes, comprar mostacillas y hacer pulseras, collares y anillos para mí, mis amigas y mis primas. Sin darme cuenta, ya estaba empezando mi camino en el mundo de las joyas.
Hace muchos años, mientras esperaba mi certificado de titulo que se demoraba un mes y buscar trabajo, tome clases de orfebreria, ahí fue donde llegue al taller de la profe Pauli en Quilpue. Los meses pasaban y, en lugar de buscar pega, yo seguía creando joyas. Un día, investigando, quise agregar piedras a mis creaciones. En la quinta región no encontraba mucho, así que empecé a traer piedras desde afuera. Cuando llegaron las primeras, con toda la emoción las llevé al taller y, para mi sorpresa, se agotaron al instante entre mis propias compañeras.
Ese fue el verdadero inicio.
Volví a traer más, primero para mí y luego un poco extra para vender. Al principio solo eran mis compañeras las que me compraban, pero poco a poco se fueron moviendo de ciudad —unas a Santiago, otras al norte, otras al sur— y me seguían pidiéndo piedras. Yo me complicaba para mostrar lo que tenía hasta que una de ellas me dijo: “hazte un Instagram y súbelas ahí”.
Y así nació Rox Piedras.
Lo que comenzó como un espacio pequeño para compartir piedras, pronto se transformó en una comunidad que creció gracias al boca a boca. Desde entonces, el proyecto no ha parado de evolucionar, siempre con las piedras en el centro de todo.
El nombre también guarda su historia. No quería que fuera literalmente “Rocks” en inglés, pero sí que sonara parecido, como un juego de palabras. Y así quedó:
Rox Piedras.
Con el tiempo, llegaron más clientes, más pedidos y más aprendizajes. Me animé incluso a lanzar una página web, pensando que sería fácil, y descubrí que era todo un desafío. Pero cada paso, incluso los más complejos, me fue enseñando a crecer.
Hoy, después de este recorrido, me siento libre para crear y explorar nuevas formas de aprovechar cada piedra al 100%. Así nacieron los cuadros, la cerámica, las velas y los difusores: distintas maneras de transformar lo que llega a mis manos en piezas llenas de arte.
Porque para mí, Rox Piedras no es solo un lugar donde se venden piedras o joyas. Es un espacio vivo, donde cada piedra cuenta una historia, vibra con energía propia y se convierte en arte.
Lo que partió como un pasatiempo mientras esperaba un papel, hoy es mi vida entera. ✨